Sí yo fuera Maradona viviría como él
- Actualizado: 26 noviembre, 2020

De Villa Fiorito para el mundo, fue el regalo de doña Tota y don Diego, un loco diez bajito y con una zurda sin igual, el Diego hizo feliz a mucha gente.
No es el hecho de endiosar a un ser humano, es entender que hay personas que trascienden más allá de todo lo humanamente explicable, la devoción y el desenfreno que causaba su sola presencia se la había ganado en franca lid.
Todos los que crecimos jugando fútbol en un potrero o parque soñamos con llegar a ser futbolistas, el fue eso, alguien que enseñó a soñar e hizo soñar a muchos como solo él lo hizo.
Vayan a Napoles, hay dos santos patronos San Genaro y Diego Armando, aquel que desafió al norte rico, a la Juventus y al todo poderoso Milan, él se volvió el héroe de toda una región que se vio representada, como un Robin Hood moderno él puso en el mapa al sur de Italia.
Basta con ver como estaba el San Paolo en aquella semi final del Mundial de 1990 frente a la selección local, Napoles era más argentina que la misma Buenos Aires, todo por él.
Aún así, su osadía, siempre fiel a su rebeldía, le costo irse de Italia de la peor manera posible, le costó tanto, que difícilmente volvió a ser el mismo, pero nunca dejó su esencia, esa que lo hizo tan grande en todo el mundo.
Del Maradona humano, ese que nos tocó ver en su ocaso, ese que termino sucumbiendo ante quienes solo querían sacar rédito de él, del personaje, del que era más producto de la mercadotecnia.
Ese que sus últimos años se la pasó más deambulando, que realmente disfrutando, aún así dónde iba siempre fue recibido como el ‘crack’ que nunca dejó ser.
De vicios y virtudes vive el ser humano, que levante la mano el que nunca se haya equivocado en la vida.
Genio y figura, solo los grandes de verdad son recordados como ídolos y leyendas, vaya y descanse con doña Tota y don Diego, descanse en paz ‘Barrilete Cósmico»