COMO PERROS Y GATOS PARTE 1
- Actualizado: 24 julio, 2020
Voy a iniciar esta columna como si fuera miembro de una barra brava: “Y dale, y dale, y dale Dimayor, dale”. Toca hacer porras, a ver si le encontramos algo positivo a toda esta maraña ridícula que tienen montada los dueños del fútbol en este país. Todos saben que el fútbol es un negocio privado, pero se trata como y es, una cuestión muy pública. Pregúntenle a cualquiera, que se habla más de fútbol que de la crisis por el covid 19.
Pero entremos en materia. Vamos a la inteligente jugada del presidente Jorge Enrique Vélez, que hábilmente no incluyó en el orden del día de la asamblea extraordinaria, un punto en el que pudiera discutirse su permanencia como regente de la División Mayor del Fútbol Colombiano. Lindo el detalle de que se llame “División”, porque el nombre le queda perfecto.
Como perros y gatos están peleándose los presidentes de los clubes del rentado nacional, los pro, contra y los “no sabemos para donde ir” en el caso de Vélez, pero lo de la reunión previa a la asamblea extraordinaria fue una niñería completa. La invitación de Ramón Jesurún, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, resultó muy interesante. Se presentaron los 36 presidentes de los equipos, a ver si organizaban algo previo a la dichosa asamblea, pero adivinen, cuando llegó el momento de la verdad, los oficialistas se salieron de la reunión virtual y aquellos que piden la salida de Vélez, amenazaron con boicotear la asamblea si no entraba en el orden del día el punto para discutir la salida del presidente de la Dimayor.
A Vélez le tocó pagar los platos rotos de todo lo que se ha hecho mal durante años en el fútbol colombiano, porque seamos sinceros, si se va Vélez de Dimayor, se arreglaría el problema menor, pero queda el lío grande: Los propios clubes. Desde hace años la concordia en el ente rector del fútbol se perdió. Entiendo que todos necesitan beneficiarse del negocio del fútbol, pero no deben hacerlo en detrimento de la construcción de relaciones sanas y confiables entre cada uno.
En la asamblea se corre el riesgo de que por las pujas de poder, ni discutan lo relacionado con el torneo y terminen condenando a los amantes del deporte a conformarse con ver torneos internacionales por televisión. Súmenle a eso que hay equipos a los que no les interesa jugar este año, con o sin Vélez a la cabeza.
La repartición de los dineros por derechos de televisión sí que ha sacado llagas en los dirigentes. Fortaleza presentó un proyecto de reforma en ese aspecto, a ver si los dirigentes se dignan por los menos a escuchar y analizar las opciones, en vez de estar enviándose mensaje por whatsapp en plena reunión virtual para cuadrar alianzas y salidas de “tal y pascual”.
La crisis del fútbol colombiano va más allá del dinero que se le pague a Vélez, de la indemnización para su salida, de su renuncia, etcétera. El gran problema está en que la lucha de egos y las ansías de poder los consumen a todos. Tanto así, que viendo la crítica situación, Carlos Mario Zuluaga decidió retirar su candidatura a la presidencia de Dimayor, lo mismo hizo en candidato del Deportivo Cali y en la dichosa reunión previa, Jesurun quedó por fuera del baile por aquello de las boletas del mundial de Rusia.
Así está el panorama para enfrentar la asamblea el día de hoy. Hay de todo menos consenso, hay de todo menos concordia, hay de todo, pero pareciera que no hay intención de solucionar los problemas. Ojo, porque si no se soluciona pronto esta situación, podríamos asistir a la crisis más grave que haya existido en el fútbol nacional. A los equipos se les está acabando la plata, los que están en ley de reestructuración económica penden de un hilo. Una mala jugada en esta asamblea y podríamos asistir al funeral de algún club.
Se agotan los ventiladores, no hay camas en la UCI, si esto no se soluciona llegaremos al punto de tener que escoger quien sobrevive. Señores de la asamblea de Dimayor: Por el bien del fútbol, de los deportistas, de los trabajadores informales que viven de vender los chorizos y las papitas afuera del estadio, por los periodistas, por la afición; hablen, acuerden, no les pido que sean amigos, pero por lo menos compórtense como caballeros y denle solución a todo este asunto, que son ustedes mismos los que están condenando al fútbol colombiano a una muerte lenta, pero segura.
Volveré a escribir cuando sepamos los resultados de la dichosa asamblea, a ver si nos tocará lamentarnos o si por lo menos se ha encendido una pequeña luz que nos saque del atolladero.